La infancia fue
dejando huellas a través de los años, todo comienza en la post-dictadura y se
siguen reflejando hasta la actualidad.
Como hace referencia Sandra Carli “La notoria
transformación del tejido social de la Argentina permite comprender estas
nuevas figuras en las infancias en donde se observa al niño consumidor, con una
clase social media o alta y el niño de la calle, figuras que condensan
transformaciones globales y locales y encarnaron una nueva estructura social en
el país.”
En los ´80 y ´90 se produjo una estabilidad en relación a la economía pero también hubo un gran aumento de pobreza, esto produce enormes diferencias sociales.
Estas nuevas
tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han abierto todo un
universo de oportunidades para consolidación de una sociedad civil mas
informada, democrática e interconectadas pero a su vez han originado una nueva
fractura social entre las personas que pueden acceder a estas tecnologías y
las personas que no, esto ha aumentado notoriamente las diferencias sociales
marcando un brecha digital muy amplia. Que con el paso del tiempo y las pocas políticas públicas y sociales, se irá expandiendo sin precedentes en las nuevas generaciones.
El niño de la calle
se basa en los hechos de relevancia y va modificando el espacio urbano similar
a las imágenes de otros países de Latinoamérica, el empobrecimiento de varios sectores de la sociedad, el desempleo, la irreversible expulsión social es lo que
provoca el surgimiento de esta figura.
En relación al niño
consumidor se refleja más que nada en los noventa, en la presidencia de Menem donde se produce una invasión de los
medios masivos de comunicación con nuevos objetos culturales del mercado de producto para niños, de la mano de
la TV por cable y de la expansión informática, los cuales hicieron transformar quioscos y jugueterías, que fueron y son en la
actualidad múltiples estrategias para el consumo.
A modo de conclusión, las identidades infantiles emprendieron a presentar marcas del proceso de
diferenciación social de niños de distintos sectores y por otros signos de
homogeneización producto de la cultura globalizada.
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